El Glaciar Río Manso (también conocido como Ventisquero Negro) es uno de los glaciares más fácilmente accesibles de Sudamérica y una de las grandes atracciones del Parque Nacional Nahuel Huapi en la Provincia de Río Negro. Esto es posible gracias a la gran belleza de la zona del glaciar y del Monte Tronador en general y a un camino en buen estado de 83 km que conecta la ciudad de Bariloche con el glaciar en la base del cerro.
La parte alta del Glaciar Río Manso desciende desde la cumbre del Monte Tronador y está formada por “hielo limpio” debido a la falta de detritos o sedimentos. Esta sección superior del glaciar se encuentra interrumpida por unos acantilados de varios cientos de metros de altura que generan gran cantidad de avalanchas y desprendimientos. El estruendo de las frecuentes avalanchas de hielo, nieve y rocas que se precipitan desde los acantilados ha dado origen al nombre “Tronador” de este hermoso cerro. El material proveniente de estas avalanchas alimenta a la lengua inferior "reconstituída" del glaciar, la cual transporta una importante carga de detritos y rocas que le confieren un aspecto sucio (de ahí el nombre local “Ventisquero Negro”).

Frente del Glaciar Río Manso en febrero de 2005. Foto: R. Villalba (IANIGLA).
La porción reconstituída del glaciar tiene una pendiente relativamente suave que hasta hace muy poco terminaba en un lago proglacial, el cual acelaraba la pérdida de hielo por desprendimiento o "calving" de bloques o témpanos. El 21 de mayo de 2009 se produjo la rotura del dique natural de morenas terminales que contenía a este lago lo que causó un aluvión sin precedentes en la zona (ver nota aluvión Ventisquero Negro LINK).
Panorama del frente del Glaciar Río Manso (al centro y derecha de la foto) en febrero de 2007. Al fondo pueden verse las morenas que cerraban el lago proglacial, el cual había adquirido un gran tamaño antes de provocar el aluvión de mayo de 2009. Fotos: R. Villalba (IANIGLA).
Frente al lago proglacial puede verse una conspicua morena o depósito terminal que según Lawrence & Lawrence (1959) tendría más de 2200 años de antigüedad. Este depósito ha resistido el paso del tiempo y ha sido sólo parcialmente sobrepasado por distintos avances del frente de hielo ocurridos durante el último milenio, otorgando a las morenas terminales formadas durante estos eventos una inusual forma lobulada.
El trabajo más reciente y completo sobre el Glaciar Río Manso (PDF) discute una cronología revisada de las fluctuaciones desde de la Pequeña Edad de Hielo desarrollada en base a información de estudios previos y análisis dendrogeomorfológicos de madera de árboles vivos y subfósiles. Según esta evidencia, la máxima expansión de la Pequeña Edad de Hielo ocurrió en el Glaciar Río Manso entre fines de 1700 y 1830-40 cuando la lengua inferior del glaciar engrosó considerablemente y avanzó sobre los bosques adyacentes. Con excepción del sistema morénico frontal mencionado anteriormente (aparentemente depositado hace más de 2240 años), y de una pequeña cresta morénica lateral que tiene por lo menos 300 años de edad, el avance de principios del siglo XIX destruyó casi por completo toda evidencia superficial asociada a eventos glaciarios anteriores al máximo avance de la Pequeña Edad de Hielo.
Mapa que muestra la porción terminal del Glaciar Río Manso en 1981 y 2003 y los sitios de muestreos dendrogeomorfológicos utilizados por Masiokas et al. (2010) para determinar la historia de fluctuaciones de este glaciar durante los últimos siglos. PEH: Pequeña Edad de Hielo, foto www.tronador.com.
Durante los últimos 150 años la lengua inferior del Glaciar
Río Manso ha adelgazado significativamente pero se han identificado
varios períodos breves de avances o estabilidad que han sido fechados
estudiando la edad de los árboles creciendo sobre las morenas
formadas en cada caso. Según esta evidencia, avances o
estancamientos del glaciar habrían ocurrido cerca de 1870, 1890,
1900, 1920, 1950 y a mediados de 1970. En las últimas décadas la
lengua inferior del glaciar ha experimentado una pérdida significativa
de hielo que puede apreciarse muy claramente en comparaciones
fotográficas de documentos históricos.

El Glaciar Río Manso en la década de 1930 (foto colección Club Andino Bariloche) y en 2005 (M. Masiokas). Notar el importante adelgazamiento de la lengua de hielo.
Contrastes en la vegetación
Un hallazgo muy interesante en el Glaciar Río Manso fue un contraste muy claro en la cobertura de cañas de sitios por fuera y por dentro del límite del máximo avance de la Pequeña Edad de Hielo. Los sitios que no han sido afectados por avances del glaciar en los últimos siglos presentan una altísima densidad de cañas coligüe, mientras que las morenas y depósitos asociados a avances relativamente recientes tienen una ausencia casi total de cañas.

La supeficie de la morena formada por el máximo avance de la Pequeña Edad de Hielo (principios de los 1800s) se encuentra aún sin colonizar por la caña coligüe, mientras que la ladera sur del valle inmediatamente por fuera de este depósito tiene una cobertura casi impenetrable de cañas.
Este fenómeno es claramente aparente en muchos lugares y puede ser usado como una herramienta rápida y aparentemente confiable para mapear la máxima extensión de la Pequeña Edad de Hielo en este sitio. Las edades de los árboles creciendo dentro y fuera de este límite de vegetación indican que, en este sitio, las cañas coligüe necesitarían más de 150 años para recolonizar las superficies abandonadas después de un evento glaciario.
Estas "líneas de caña" también fueron observadas en otros glaciares de los Andes Norpatagónicos pero el fenómeno no ha sido informado previamente. Aunque este interesante hecho está probablemente relacionado con la particular estrategia reproductiva de esta especie, será necesario investigar más específicamente la situación antes de que podamos proporcionar explicaciones ecológica y fisiológicamente razonables de este fenómeno. Se sabe, por ejemplo, que las cañas coligüe florecen, semillan y mueren sincrónicamente luego de largos períodos vegetativos durante los que no son invasores agresivos de nuevas áreas. Aunque la regularidad e intervalos entre estos eventos de formación masiva de semilla son poco conocidos, algunos estudios indican que el ciclo de floración de la caña coligüe puede ser de cinco o más décadas en esta zona.
Algunas referencias